La maravillosa pasión por la lectura se puede transmitir desde edades muy tempranas. Éste es un hábito que se debe fomentar desde la infancia, pues enriquece el vocabulario, desarrolla la creatividad y nos permite descubrir sentimientos y realidades humanas nuevas.
Con frecuencia, los papás nos quejamos de que los hijos no leen, pero acaso ¿hemos hecho algo para fomentarles este gusto? La mayoría de las veces se piensa que inculcar el interés en la literatura es tarea de los profesores, cuando en realidad, es en el hogar donde se adquiere el amor por los libros.
La pedagoga María Inés Soldano Dehesa, afirma que a partir de los 8 meses se puede involucrar al bebé en la literatura, al mostrarle libros con grandes ilustraciones, sonidos o materiales especiales que puede palpar. Aunque al principio sean para él sólo juguetes, éstos le desarrollarán el sentido del tacto, la vista y el oído.
Leerles cuentos o narrarles historias a los niños, además de que les estimula la memoria, el poder de concentración y la imaginación, es una manera de habituarlos al placer de la lectura.
En edad preescolar, es recomendable incluir libros como objetos de entretenimiento, ya que de esta forma los niños no los considerarán como artículos asociados a la escuela. Por ello, puedes regalarles libros en fechas especiales para que vaya formando su propia biblioteca y a su vez, motivarlo para regale libros a sus amigos, así, poco a poco, entenderá que éstos pueden ser tan divertidos o más, que cualquier juguete.
Visitar bibliotecas con tus hijos; aficionarse a sacar libros y devolverlos, y ayudarlos a encontrar temas que les interesen, ayudará a que los libros formen parte cotidiana de su vida. Además, llevarlos a actividades que se organizan en librerías o centros culturales como presentaciones de cuentacuentos, títeres u obras de teatros, son una manera muy lúdica de acostumbrarlos a adentrarse en la trama de una historia.
Por otro lado, evita imponerles la lectura como una obligación, o elegir temas que consideres interesantes, pero que a ellos no les llamen la atención. Tampoco, los castigues sin ver tele para que lean, pues esto sólo será contraproducente. Es mejor, usarla como a una aliada; observar cuáles son sus programas favoritos, y conforme a los temas que más los atrapen, sugerirles libros.
Pero sin duda alguna, lo más eficaz para propagar la pasión por la lectura, es el ejemplo. Si los hijos se acostumbran a ver a los papás que se dan tiempo para gozar de una buena novela, de un ensayo, de una recopilación de cuentos o un libro de poesía y, además, se comenta en casa sobre lo que se lee, los niños estarán más motivados a disfrutar del placer de leer, como lo hacen sus padres.
(la foto es de los libros que mis padres me enseñaron a amar)
(la foto es de los libros que mis padres me enseñaron a amar)